martes, 16 de noviembre de 2010

"Expulsan" del alfabeto a la ch y la ll

Una noticia alarma a los hablantes del español: la Real Academia Española (RAE) anunció que la nueva ortografía eliminará las letras ch y elle del alfabeto, suprimió acentos de ciertas palabras y renombró las letras y,b,v y z, entre otros cambios.
La información cundió en los medios, generó especulaciones, polémica y sensacionalismo en los titulares,  de cara a la nueva edición de la Ortografía del español, que aprobó la RAE (integrada por 22 academias nacionales de países de habla hispana), en su reunión de Guadalajara a fines de noviembre de 2010, en el marco de la Feria Internacional del Libro.
Motivados por la renovación de la lengua, a veces en sintonía con el uso de los hablantes y en el caso de los dos fonemas por razones lingüísticas poco claras, la RAE simplifica a 27 las letras del alfabeto, ubicando los dígrafos ch y ll en sus lugares dentro de las letras c y l.

Normas nada nuevas ni atinadas
Los cambios anunciados no son tan nuevos ni fatales para dos letras: son modificaciones que vienen desde 1999, año de edición de la anterior ortografía. Los usuarios del idioma se asombran con “la desaparición” de dos letras, lo cual motivó que el presidente venezolano Hugo Chavez ironizara que para seguir la norma de la academia de la lengua se llamaría Ávez. En México se comenta con sorna que ahora hay que irse a la “ingada” para que no “inguen” con ese verbo muy mexicano; que el estado de Chihuahua se llamará “Ihuahua”; se comerá “ile” en lugar de chile; “eniladas” en vez de enchiladas, y Xochimilco (shochimilco) se leería Xoimilco, Etumal será el nombre de la capital de Quintana Roo. Colombia no se queda atrás en lo sardónico: chulo se escribirá "ulo", chocha sería "oa", chévere va a ser "évere", chibcha se quedaría en "ib´a", la bebida fermentada de maíz chicha queda en "i´a", choque en "oque", chatarra en "atarra", Shakira en "Akira". Los argentinos ahora comerán urrasco en lugar de churrasco, y ya no se chantará sino que se antará, para referirse a golpear. El volcán Chimborazo será "Imborazo" para los ecuatorianos, el choclo (maiz) será "oclo" para los bolivianos y ya no habrán más choros (ladrones) sino oros. en Perú habrá "amas" en lugar de llamas y "olos" en lugar de cholos. En Cuba no habrá llevaitrae (chismoso) sino "evaitrae". Una lista inteminable de vocablos que se escriben con ch o elle, que en el ejemplo extremo nos lleva a pensar que la RAE erró, deslustró y opacó el idioma con algunas iniciativas escandalosas que normarán la ortografía de la lengua de Cervantes.
La unión del prefijo ex con la palabra que se use parece lógica, al igual que denominar ye a la y, e i a secas a la vocal, para desterrar por obra y gracia académica la denominación “y griega” e “i latina”, decisiones  que arrancan resistencia práctica a millones de hablantes que las conocieron con esas denominaciones.


Bautizos ilógicos de letras
Otra norma propuesta por los académicos es el nombre de las letras b,v y z, rebautizadas be, uve y ceta; sí, con c y no con la letra del mismo nombre como marca un sentido de lógica elemental. Y declararán ilegales los pedagógicos “motes” hispanoamericanos b grande y v chica, o b larga y v corta, denominaciones comunes en países latinoamericanos. En Argentina rechazaron la propuesta porque es una decisión verticalista y sin sentido común. Suena a esas antiguas prácticas prescriptivas y euro-centristas con respecto a las normas del idioma español. La w se denominará doble uve y no doble v como la conocimos millones de latinoamericanos desde la educación primaria, casi desde la cuna.
El caso de la zeta con c es como si defendiéramos que México se escribiese con x y el gentilicio con j, para ser “buenos globalizadores”. O como dejar en la fatalidad del atraso tecnológico el uso de la n en lugar de ñ porque las computadoras no traían la letra debido a su fabricación en países de idioma inglés. O como si hubiéramos permitido eliminar las vocales acentuadas, como se perfilaba en los inicios del uso de la computadora. O permitido que nos eliminaran los signos ortográficos iniciales de admiración e interrogación: ¡ ¿
 Tildes proscritas
Una eliminación polémica es el uso de la tilde en la palabra solo, debido a que tiene dos acepciones y puede causar confusión: “estaré sólo esta Navidad” es diferente a “estaré solo esta Navidad”, y ejemplifican una ambigüedad de significado y confusión sobre lo que se quiere comunicar con precisión.
Según la nueva norma ortográfica estos, esos, esos, aquel, etc, ahora se escribirán sin acentos (tildes) en cualquiera de sus usos, bien sea demostrativo o pronominal. Ejemplos: “Ese carro me gusta” y “ese no me gusta”.
Por ese camino, abierto eliminando dos letras para simplicar de acuerdo a enfoques globalizadores, el nombre de México podría abocarse a la antigua escritura con jota debido a que fonéticamente la x suena como j, práctica que hasta la fecha aún se estila de modo horroroso en países de Sudamérica.
Con la eliminación de los acentos ortográficos, tildes, en palabras como truhan, guion, o fie, el criterio va en contravía del uso en Hispanoamérica, donde se pronuncian en dos sílabas esos vocablos. De tal manera, ahora el error ortográfico será colocar la tilde, un contrasentido, evidentemente.
 Eliminar la tilde odiosa de la o entre números es ratificar una práctica que alguien inventó para justificar la claridad en la escritura de cifras: 2 o 3 muy difícilmente se confundiría con 203 por los espacios; en determinado contexto, o según la fuente que se use, pues el cero tiene una forma diferente a la vocal o. Entonces nada nuevo: 2 ó 3 era ilegal además de feísimo.
 A causa de que la letra q es de presencia mínima en el idioma y representa el fonema /k/, palabras como quórum, Iraq o Qatar se escribirán con la letra k. El vocablo latino se escribirá cuórum, aunque dicen los académicos de la RAE que si se prefiere usar la q, esta no llevaría tilde por ser tratada un extranjerismo (¡). Craso lapsus: Como si el latín no fuera el origen y componente primordial del español.
Los cambios no tienen nada de nuevo y no se ajustan a la antigua máxima de la Real Academia de la Lengua: “limpia, brilla y da esplendor”. Además, el idioma es un ser vivo que nunca ha cambiado por decretos ni normativas. La práctica idiomática va adelante de la academia, que en general tan sólo registra e incorpora los cambios generados en el habla por diferentes causas y circunstancias culturales y de índole histórica, social, geográfica, etc.
¿Será que estamos de vuelta a las imposiciones autoritarias en el idioma, un factor cultural que por fortuna es de las expresiones sociales más democráticas, cuyos cambios los determinan las mayorías aunque a veces no les gusten a los académicos?
En 1997, el escritor Gabriel García Márquez propuso, en el célebre discurso “Botella al mar para el dios de las palabras”, una serie de jubilaciones de letras y usos, como algunos de los anunciados ahora por la RAE. En ese entonces Gabo causó polémica en el mundo académico y literario. Era una opinión futurista para el español por parte del Nobel de Literatura colombiano, que hoy parece cobrar plena vigencia y vuelve proféticas sus palabras para el idioma de 400 millones de personas, de los cuales 100 millones son mexicanos.

jueves, 8 de julio de 2010

Entrevista al escritor mexicano Agustín Ramos

Agustín Ramos es un escritor originario de Tulancingo, Hidalgo, con presencia en el ámbito literario desde hace tres décadas. Su derrotero es sólido en el campo de la novela mexicana, con hondas raíces en la historia y los conflictos de la sociedad. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Es autor de las novelas Al cielo por asalto, La vida no vale nada, Como la vida misma, Tu eres Pedro, La visita (Un sueño de la razón), La noche, y Olvidar el futuro, la más reciente. Su estancia en Chetumal, la capital quintanarroense, para dictar varios cursos y talleres, nos permitió un diálogo sobre las coordenadas de su profesión y su visión de la literatura nacional y estatal, entre otros temas.

El faro: García Márquez pregona que la profesión de escritor es la más solitaria del mundo. Ser escritor es una profesión sui géneris, incomprendida, en apariencia inútil en este mundo de consumismo y banalidad. ¿Cómo percibe su profesión?

Agustín Ramos: Para mí, independientemente de lo variable del estado de ánimo que te hace percibir la cuestión de muy diferentes formas, siento la escritura como un trabajo de estrategia para que sobrevivamos, no sólo los escritores sino en general los seres humanos y el planeta। En pocas palabras, se trata de trabajar para que todo acto de creación artística y/o de conocimiento se establezca como un hecho social imprescindible; de otra manera seguiremos retrocediendo a la barbarie que se revela y se disimula a la vez en el consumismo y la banalidad.

El faro: Y cómo trabaja el novelista cotidianamente, en qué circunstancias, bajo qué condiciones.

AR: Pertenecer al Sistema Nacional de Creadores Artísticos es un privilegio que te permite trabajar de manera desahogada. La lap top, lo mismo. Ya traes todo un escritorio integrado a tu equipaje y puedes escribir hasta en el avión. Aunque la verdad yo prefiero estar en mi estudio y tener cerca mis libros, sentirme dueño de mi tiempo y de mis ocios. Por otra parte, trabajar sin becas, como lo hacen la mayoría de mis colegas, me parece una proeza: cuando veo que así lo he hecho la mayor parte de mi vida, me siento casi casi heroico. ¿Qué te puedo decir de las revistas independientes sino que son verdaderas locuras quijotescas?

El faro: De sus inicios a hoy, las herramientas para trascribir la palabra escrita y toda comunicación han sufrido un salto vertiginoso ¿Cuál es la relación de Agustín escritor con la tecnología, con las computadoras, con los procesadores de texto, con internet?

AR:
Mi relación es buena a secas. De mi parte, es respetuosa, hasta tímida. Esto de la timidez, por no decir temor, se debe a las perversiones comerciales que se mueven, esconden y manejan detrás de cada avance. No puedes hacerte de una lap sin que a diario, ¡a diario!, te estén ofreciendo ac-tualizarla (por supuesto, con un costo y un doble inconveniente: si rechazas los avances te arriesgas a despertarte un día completamente fuera de la jugada, y si los aceptas tu máquina se va haciendo cada vez más lenta y así te metes en la espiral del consumismo.

el faro:
Su ópera prima se desgaja de un hecho histórico de México, el movimiento estudiantil del 68 y sus consecuencias. ¿A tantos años de distancia, cómo ve hoy ese esfuerzo literario suyo por dar una palabra propia a esa experiencia?

AR:
Creo que para hablar de eso necesito referirme a la distancia porque es una cuestión de perspectiva. Cuando estaba escribiéndola era un ejercicio tan placentero como doloroso: un solo de oboe. Luego, me avergonzaban los resultados y estaba más de acuerdo con las críticas en contra que con las favorables (hubo muchísimas, de todos los sabores). Hoy la distancia me hace sentir, no sé, una especie de ternura por ese esfuerzo. Aún me sorprende que a la gente le guste, porque yo nunca terminé de sentirme a gusto con el resultado. Final-mente, la siento cada vez menos mía y más de los lectores que asombrosamente la siguen cultivando.

el faro: De la primera novela suya a la más reciente, Olvidar el futuro, ¿Hay un hilo conductor de su obra? O qué giros y rumbos debió tomar su trabajo literario con el paso de los años।

AR: Si algo me hace sentir autor de Al cielo por asalto es la pasión tal como la entiendo; es decir, como padecimiento del que no quiero ni puedo curarme y como fuerza vital que me pone en movimiento। Así que el hilo conductor sería esa pasión. En cuanto a lo que denominas giros o rumbos, lo reduciría a una sola palabra: experiencia. Seguiré queriendo decir lo mismo pero quiero decirlo mejor, hasta que consiga decirlo: aún me falta mucho y ganas no me faltan, pero cuando me vence el realismo siento que ya no encuentro fuerzas, ni en mí ni en el mundo. Es triste…

el faro: La literatura mexicana está integrada por círculos, a veces de poder, que muchas veces cierran el paso a noveles escritores, a nuevos esfuerzos, a dinámicas de creación. ¿Persisten esos guetos en el ámbito literario del país en pleno siglo XXI?

AR: Por supuesto। Más que nunca, y de manera más sutil, más taimada. La necesidad (a veces de logros y estatus que bien vistos no valen gran cosa) le resta escrúpulos al gremio. Pero lo peor no es eso -eso siempre ha existido-, lo peor es el triunfo del mercado. Y mira qué clase de triunfo: sobre las cenizas de un planeta y de la inmensa mayoría de sus habitantes.

el faro: Carlos Fuentes, Juan Rulfo, por mencionar dos apenas, son íconos de la literatura de la segunda mitad del siglo pasado। Después del impulso de los años 60 y 70, en los cuales se inserta el inicio de su obra al menos cronológicamente, ¿Cómo ve hoy la literatura nacional? ¿Hay un siglo XXI que dejó atrás al XX en materia de literatura? ¿Hay continuidad o hay rupturas de las nuevas generaciones?

AR: Paradójicamente la veo muy bien, más poderosa y eficaz que nunca. Ignoro si alguna vez la literatura de este país contó al mismo tiempo con tantos y tan variados buenos escritores. El problema es que no hay salidas, salvo para algunos que, o hemos tenido la suerte de aparecer apenas a tiempo para salvarnos del aplastamiento total u otros que han sabido recurrir a diferentes tácticas –como son los agrupamientos tipo crack, el atrincheramiento en la academia, la especialización en hacer relaciones públicas y en agenciarse premios, el paso de los humildes talleres literarios a los rimbombantes doctorados en creatividad literaria–; o bien quienes hacen esfuerzos verdaderamente heroicos por auto-publicarse.
Unos pocos, que se cuentan con los dedos de una mano, han podido combinar tres elementos indispensables: gran talento, gran carisma y buena fortuna, no necesariamente en ese orden.

el faro: Una reseña de Juan Domingo Arguelles, poeta chetumaleño, alude a la coincidencia del tema y personaje de su novela La noche, con el cuento “La feria” de Juan José Arreola y con una crónica de López Velarde sobre los poetastros que abundan, ¿abundaban?, en la provincia mexicana. La noche es de 2007. Sus páginas pasan en limpio la andadura vital de un personaje escritor, poeta, y la apabullante soledad vinculada al fracaso, a pesar de una fama tristemente ganada a punta de halagos poéticos al poder y premios literarios obtenidos por influencia. ¿Cuál es la motivación de esta novela satírica y trágica al mismo tiempo?

AR: La realidad lamentable que se vive en el lugar donde vivo। Pero las metrópolis tampoco se salvan de eso: digamos que lo que pretendí mostrar fue un microclima a través del cual se pudiera observar el estado del tiempo general. Y el pronóstico es tan catastrófico que te hace ver como deseable el cambio climático.

el faro: Es inevitable aludir a la UNAM, a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde estudiaste hace años -y donde el entrevistador cursó mucho después la misma carrera: Lengua y Literatura Hispánicas-. ¿Cómo ves hoy el Alma Mater, qué contactos tienes con el ámbito universitario?

AR: Es un orgullo, que se agranda más en la comparación con la proliferación industrial de tecnológicos privados y con la perspectiva de los afanes privatizadores (cristalizados en los recortes presupues-tales y demás agresiones sistémicas y sistemáticas)। Mis contactos quisieran ser mejores, pero salvo casos raros como mi gran afecto por Hernán Lara Zavala, se reducen a lo meramente diplomático.

el faro: ¿Consideras que hay una obra mayor en la producción tuya publicada hasta ahora? ¿O es una tarea que le dejas a la crítica literaria y al futuro?

AR: Lo tengo que dejar a los lectores। Porque para mí la obra mayor es siempre en la que estoy trabajando. Es como en el caso de los enamoramientos…

el faro: Sabemos que tu estrecho vinculo con el estado de Quintana Roo, cultural y literario, que tus viajes para impartir talleres, seminarios, son frecuentes y que sin tomar agua de curvato ya pasas buen tiempo en estos lares. ¿Alcanzas a vislumbrar una veta literaria estatal?

AR: Vetas de oro. Ríos subterráneos. Venas transparentes. Veo mucho talento, muchísimo talento. Y no hablo de los poetas indiscutibles, como Juan Domingo y (Javier) España, por supuesto, o como el menor Aguilar (Luis Miguel) o el recién aparecido Wildernaín. Limitándome a los narradores te menciono, porque lo tengo a la mano, tan fresco de hace menos de 24 horas, el ejemplo del taller que concluimos: tu texto y el de Arturo, y lo que hicieron estas señoras preciosas, Nancy y Rosaura, y el texto de Toribio, todos dignos de cualquier buena antología. Pero además de ustedes están el propio Toribio Cruz, Raúl Arístides, Primitivo Alonso, Elvira Aguilar, don Javier Gómez Navarrete, algunos chavos de la UQRoo que seguramente no conoces (ahorita recuerdo a uno de nombre Márlom, asi con M y acento) y otros que yo no conozco. Y el caso de Bonampak, que es muchísimo más que literario, la promesa de que puede existir el futuro… Lo que me preocupa, o al menos esa es mi percepción, es la falta de lecturas en casi todos. ¿Sabes cuántos me han leído o se han leído entre ellos?

miércoles, 9 de junio de 2010

La vida es sueño (cuento)

La bicicleta llamaba la atención. A primera vista era demasiado limpio y nuevo su color amarillo para pertenecer a ese muchacho. Sólo el detalle de un machete trabado en el marco denotaba a qué podría dedicarse su tripulante. Esa tarde ofreció sus servicios en varias casas, sin éxito: limpiar jardines, cortar mala yerba, podar y recoger la basura en poco tiempo. Ya entrado en plática con un posible cliente, ofrecería pintura, arreglos de plomería, eliminación de fugas de agua. Lo que fuera.

Las casas de la calle Bugambilias en general permanecían desocupadas la mayor parte del día. Una tras otra, como una serie de idéntica arquitectura, miraban a un parque en una vía cerrada. Una sola salida y entrada, por lo cual ningún vehículo o persona pasaban desapercibidos para alguna muchacha del servicio, o un niño que jugara después de regresar de la escuela. Como es frecuente en ciertas zonas urbanas, no había ni un policía, ni una patrulla. A veces pasaban días sin que fuera visible un atisbo de vigilancia entre semana, aunque los sábados y domingos se percibía más movimiento.

Alberto dudó en llamarlo para que le limpiara el jardín y tumbara de una vez por todas esa palmera, que estaba enferma y se resistía a caer desde que el huracán Dean la azotó y casi la desprende del piso con sus fuertes aires, imbatibles y poderosos, que asolaron la ciudad una madrugada de agosto, arrancando puertas, quebrando vidrios, levantando mil cachivaches por los aires, azotando las hojas de las palmeras más fuertes, descuajando ramas y borbotando agua de una manera tan intensa que, creyentes y no creyentes, pensaban en el mítico diluvio narrado en la Biblia.

Pasa, le dijo con su voz carrasposa de fumador. Necesito que limpies mi jardín y tumbes la palmera. Me duele hacerlo, pero la pobre está enferma desde hace dos años. El pasto, como ves, está algo crecido por las lluvias recientes y por falta de mantenimiento.

El muchacho, de unos 18 años, parecía más un deportista descuidado que un chapeador tradicional en plena jornada de trabajo. Una gorra calada hasta las cejas, una camiseta raída en el cuello, de color blanco amarillento, con no sé qué nombre de algún candidato y una foto deslavada en la cual no se distinguían ya las facciones. Un candidato fantasma de hace años, pensó sin más.

La bicicleta quedó por fuera de la puerta de entrada de los carros, a la sombra de una pared, al alcance de un eventual ladrón. Detalles que uno no ve, que son intrascendentes, que no atiende sino hasta que se presenta una situación inesperada, a veces irremediable. El machete fue desmontado con cuidado del cuadro de la bicicleta y, detalle curioso, se veía casi nuevo, como para estrenar, pero ya afilado, porque se notaban las marcas de la lima sobre el metal todavía brillante. La empuñadura tenía en la punta un hilillo de color rojo enhebrado en un ojillo tallado ex profeso. Nunca dijo como tumbaría la palmera, ni él le preguntó. A lo mejor pensó que debía ayudarlo después de cortar el césped, una tarea para un largo rato.

Como era costumbre en esas horas muertas de la tarde, Alberto se regocijaba escuchando música con volumen muy alto, casi ensordecedor, que hacía retumbar las paredes de la sala y salía con fuerza por las ventanas hacia la calle, ahogando cualquier ruido exterior. Adormilado por la siesta, ajeno al joven que podaba en su patio, entre el sueño y la música Alberto recordó que había un jardinero en su casa, que la puerta estaba cerrada. Que la música caribeña toma otra dimensión con la voz portentosa de Celia Cruz. ¡Azucaaaaaaaa! Que su yerberito vendía yerbas y no las cortaba en los jardines ajenos.

Alberto percibió una espesa oscuridad. Llevo mucho tiempo dormido. ¿Soñé? Si la vida es sueño, estoy vivo.

Intentó moverse pero estaba definitivamente quieto. Inmóvil. Su cuerpo no respondía. Su mano no se levantaba. Estaba, eso sí parecía percibirlo, en posición horizontal. Oía ruidos, voces, lejanas, como perdidas en el aire antes de llegar a sus oídos. De tanta persistencia en abrir los ojos, supo que los abría y seguía en la oscuridad.

Tenía fija la idea del machete afiladísimo y una rasgadura del aire casi imperceptible, vertiginosa. Sentía en torno al cuello una rara frialdad y el borboteo de un líquido como de agua fangosa, espesa. Por qué la oscuridad. Por qué el sopor y esta modorra insoportable. Por qué su cuerpo perdido no parecía suyo y lo sentía distante. La vida es un sueño, pensó antes de abandonarse al vendaval de esa oscuridad que nadie puede evadir. Sombra infinita sin retorno.

Alguien limpió un machete contra la cortina haciendo flecos a la tela blanca, en espera de que entrara la noche y el silencio para salir a la calle y regresar a su propia casa en bicicleta.
fin

lunes, 1 de marzo de 2010

Abur, poeta



En memoria de Carlos Montemayor

Los poetas a veces se van.

Un día envuelven su voz y su palabra

se llevan sus ojos

desandan sus versos y sus pasos

deshojan sus libros y los lanzan al viento.

Los poetas se van de la mano de sus letras

dejan una estela en el aire

y un verso enlazado en las nubes.

Una huella en los hombres los acompaña en silencio.

Los poetas se van a una lejana cercanía

Se llevan sus huesos a donde quiera

y dejan su alegría sembrada en las voces que los cantan

Los poetas se van

y no regresan sino cada tarde

cada noche

o al alba

cuando nuestros ojos vuelven a sus versos

A veces cantan en lenguas extrañas

o entonan melodías que no entendemos:

Cantos que no hace falta entender.

Los poetas se van y no les decimos adiós.

Volverán con sus poemas

estarán en sus libros.

Esos poetas somos todos

y no morimos, cantamos,

y lloramos cuando es preciso.

Los poetas se van y con ellos nos vamos

para no volver nunca.

Los poetas no viven sólo en la biblioteca

Los poetas que se van viven en nuestra voz.

Lo único eterno es la poesía

o los cantos que se tejen cada noche o cada mañana.

Adiós poeta, hasta siempre tu poesía.

Febrero 28 de 2010

lunes, 22 de febrero de 2010

Bicentenario y Centenario


2010 es el año clave de las efemérides históricas de México. Por casualidades de la historia, se conmemoran 200 años del inicio de la lucha por la independencia, y un siglo del inicio de la Revolución.
Una anécdota simboliza la cosificación de los aniversarios por quienes pretenden reducir o tergiversar los alcances de estos hechos históricos, y refleja el descuido e improvisación en la conducción del país: el billete conmemorativo de cien pesos tiene un error garrafal al trascribir una de las frases que simboliza el contenido de la Revolución iniciada en 1910: dice en una esquina “sufragio electivo y no reelección”, trocando efectivo y agregando una horrible letra Y al lema de Francisco I. Madero que resume la bandera política inicial de ese proceso, falla imperdonable, dado que los bosquejos y formatos del papel moneda son revisados por muchas personas antes de pasar a su costosa impresión.
Algo similar sucedió en Chile con una moneda en que apareció la palabra Chiie, por lo cual fue destituido el responsable de la emisión y empleados relacionados con el magno error. En la nación azteca no pasó nada y se redujo a un hecho menor. Algún funcionario del Banco de México justificó el hecho diciendo que “fue un error en el archivo de cómputo” y cerró el capítulo sin más explicaciones, por lo cual 50 millones de billetes circulan con una errata que tergiversa el significado y el alcance de la famosa frase, al tiempo que denota la ignorancia (¿o mala intención?) de quienes lo revisaron, al remplazar la coma por la conjunción. La reimpresión costaría 60 millones de pesos (un peso con 20 por cada billete). Por esa razón, aparte de lo injustificable del hecho, el asunto fue sepultado con una escueta confesión, naufragada en el mar de actos fastuosos que arrancaron en febrero en todo el país con motivo de los dos aniversarios.
Los enfoques de lo que debe ser una conmemoración de dos hitos en la historia mexicana difieren de la pretensión de festejo que le quiere imprimir la clase política, tanto los estados como en todo México.
La ruta de una llama conmemorativa nacional tocó tierras quintanarroenses el pasado 5 de febrero. Como es costumbre, la presencia de los altos funcionarios redujo el simbolismo a un acto protocolario, con reducida asistencia de la población a sitios de la capital como el monumento de la Patria, la glorieta Leona Vicario y la explanada de la Bandera, frente a la bahía de Chetumal.
En la Ciudad de México el programa presentado por el presidente Calderón tiene el sello de una visión estática, momificada de los dos hechos trascendentales: Actos estilo televisa, hechos para desvirtuar los alcances de las dos fechas en la vida del país. Fiesta con la banalidad propia de artistas que representan el circo (sin pan) para quitar los profundos significados y actualidad de las dos gestas de nuestra historia. Desde los monumentos erigidos en el Paseo Reforma, ajenos por completo a la historia, salvo el nombre, hasta la edición de uno que otro libro y la contratación de un australiano para organizar el 15 de septiembre, aún por encima del coordinador nacional de los actos conmemorativos, Juan Manuel Villalpando, quien debió explicar a los medios la presencia de ese especialista en preparar Juegos Olímpicos.
Entre más de dos mil actividades a efectuarse todo el año, figura el audio-visual "Orgullosamente mexicanos", que será difundido en los 32 estados, mensajes alusivos a los aniversarios a través de celular (¡) y una galería en el Palacio Nacional titulada México, 200 años. Lo más destacable es la publicación y difusión masiva de la obra Viaje por la historia de México, de Luis González y González, y Discutamos México, varios programas de radio y televisión, con participación de 500 especialistas, que ya reflejaron sus diferencias en torno a los sucesos históricos.
El centro del país tendrá un Parque Bicentenario en la antigua refinería de Azcapotzalco. En Quintana Roo tenemos el insolente proyecto de un Parque Bicentenario, que de conmemoración sólo tiene el nombre, en el cual se empeñó el alcalde de Benito Juárez a costa del ecocidio de una inmensa zona verde en Cancún y un costo de 280 millones de pesos, que aumentará el déficit municipal de la ciudad más joven del país, la cual, debido a la actividad turística, merece reforzar su identidad cultural e histórica y pertenencia a la nación, valores que van más allá de la construcción de edificios para albergar los poderes (catedral y palacio), para que no sea avasallada en el estilo de vida de los visitantes extranjeros estadunidenses y europeos.
Los aniversarios de dos magnos hechos de nuestra historia deben romper el estrecho marco de fiesta que le quieren imprimir, y deberían ser un esfuerzo por difundir y enseñar a todos los mexicanos el valor y vigencia que tiene el proceso de Independencia, y con más fuerza aún por la cercanía cronológica, la vigencia de la Revolución mexicana, desvirtuada hoy por la historia oficial y por las andanadas de la derecha clerical y yunquista, que continúan eliminando las transformaciones sociales y los altos contenidos de derechos y progreso social que marcaron en la historia de México los sucesos iniciados en 1910.
Los postulados de la Revolución mantienen plena vigencia entrado el siglo XXI: más de 60 millones de mexicanos viven en la pobreza y ratifican que el camino iniciado hace un siglo aún está pendiente de concretarse en el bienestar, resumido en los más grandes objetivos trazados entonces y todavía sin cumplirse: la justicia social y la democracia política.

martes, 5 de enero de 2010

Adiós, cantante de América


Sandro fue un ídolo de la balada romántica latinoamericana. Su muerte, el pasado 4 de enero, siembra en la historia musical del continente otro nombre inolvidable, que algunos comparan en su natal Argentina con el mismísimo Carlos Gardel.

Aunque poco conocido para las nuevas generaciones, este canta-autor argentino marcó una era en la historia musical de todo el continente, al traspasar las fronteras en sus más de 50 discos de acetato y varias películas basadas en su cancionero. Tuvo un estilo propio que combinaba baile sensual, maquillaje, traje exótico, pelo largo, e inolvidables canciones: Quiero llenarme de ti; El maniquí; Rosa, rosa; Una muchacha y una guitarra; Te propongo; La vida sigue igual...

Roberto Sánchez, nombre de pila de Sandro, nació en un barrio popular bonaerense en 1945. De joven fue carnicero y repartidor de tienda, aunque su vocación musical lo llevó a estudiar guitarra y a empecinarse en ser cantante.

Empezó su carrera interpretando en español éxitos de Elvis Presley y Paul Anka, ídolos del rock en los años 60. Con el grupo “Los de fuego” logró romper las ataduras moralistas de la burguesía argentina, que al igual que en muchos países, trataban de frenar el impulso a las libertad de expresión, condenando sus “movimientos obscenos y pornográficos” del baile del rey del rock, que el joven Sandro imitaba en los escenarios y en los programas de televisión. Esta reacción de los dueños del poder en el país sudamericano los llevó hasta la censura a sus presentaciones, que un animador muy popular, Pipo Mancera, rompió amenazando con renunciar, con lo cual se levantó el veto. A su manera, Sandro avanzó un paso en el cambio de los años 60, común a nuestros países y a la época, virajes profundos en el comportamiento social, sobre todo de los jóvenes: el baile sin acartonamientos, la minifalda, el cabello largo en los hombres, el vestido informal y colorido , la liberación sexual, el amor y paz, el rechazo a la guerra de Vietnam…
El artista superó el primer escollo y creó un estilo propio de cantar y actuar sus interpretaciones, por lo cual fue llamado “El Gitano” o “El Puma”. Sus canciones traspasaron las fronteras hasta convertirse en un ídolo en muchos países del continente. Su presentación más exitosa fue en el Madison Square Garden de Nueva York, en 1970, con dos conciertos que lo convirtieron en el primer latinoamericano en llenar el legendario escenario.

Sus seguidoras en Argentina son el club de fans más antiguo del mundo: “Las nenas de Sandro”, un grupo de mujeres que lo siguieron durante años en sus presentaciones, en su boda no hace muchos tiempo, y en su minuto final, en el multitudinario funeral celebrado en la capital argentina, con la velación en el Salón de los pasos perdidos del Congreso, un lugar destinado a rendir homenaje a personajes destacados.

Grabó más de medio centenar de álbumes, con más de 20 millones de copias vendidas. Su primer éxito fue el disco Sandro de América (1969). Incursionó en el cine en 13 películas, como “Quiero llenarme de ti” y “La vida continúa”.

Adiós baladista, ídolo del siglo XX.

lunes, 4 de enero de 2010